Psilocibes para la ansiedad y la depresión | EDABEA
Psilocibes para la ansiedad y la depresión
Hace años que se habla sobre el potencial que tienen los hongos del género Psilocybe para tratar enfermedades mentales y, más concretamente, se ha hablado profundamente de las bondades de estos hongos mágicos a la hora de paliar la ansiedad y la depresión.
En 2006 se publicó el primer estudio que causó un gran impacto en la comunidad científica, titulado “La psilocibina puede provocar experiencias de tipo místico que tienen un sustancial y permanente significado personal y espiritual” (“Psilocybin can occasion mystical-type experiences having substantial and sustained personal meaning and spiritual significance”). Después de quince años de estudio al respecto, en los que cientos de personas tuvieron experiencias que les cambiaron la vida, William Richads, de la facultad de medicina de la Universidad Johns Hopkins, tenía unas cuantas cosas que decir al respecto.
Los efectos terapéuticos eran positivos e incuestionables. De hecho, Charles R. Schuster, exdirector del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (National Institute on Drug Abuse) calificó el estudio de “notable por el rigor de su diseño y ejecución, así como por la claridad de sus resultados”.
Albert García-Romeu, también investigador de la Universidad Johns Hopkins que trabaja por aquel entonces en un estudio en el que se usaba la psilocibina para dejar de fumar, declaró en un artículo a The Guardian: "Bill [Richards] formó parte de un equipo pionero en los Estados Unidos haciendo psicodelia de investigación y creando un modelo de terapia psicodélica [...] Básicamente, él daba a alguien una dosis de psilocibina y esta persona tenía una experiencia realmente transformadora. Bill preparaba a la persona para eso [...] Tú los ayudas a integrarlo, y ellos continúan con sus vidas".
El impulso que creó este primer estudio de reconocimiento internacional, ha permitido que el pasado diciembre se publicaran los resultados de dos ensayos clínicos en el Journal of Psychopharmacology. Una vez más, se confirma el efecto que tiene la psilocibina sobre la depresión y el estrés, especialmente en las etapas finales de la vida o en pacientes con enfermedades terminales.
PRIMER ESTUDIO
El primero de los estudios se titula “Reducción rápida y permanente de los síntomas, después del tratamiento con psilocibina, para la ansiedad y la depresión en pacientes con cáncer que pone en peligro su vida: un ensayo aleatorio controlado” (“Rapid and sustained sympton reduction following psilocybin treatment for anxiety and depression in patients with life-threatening cancer: a randomized controlled trial”). Según los autores de este estudio: “Se observó que la psilocibina producía mejoras inmediatas, sustanciales y permanentes de la ansiedad y la depresión, con una disminución de la desmoralización y la desesperación relacionadas con el cáncer, provocando bienestar espiritual y un aumento de la calidad de vida. A los 6 meses y medio de seguimiento, la psilocibina seguía manteniendo los efectos ansiolíticos y antidepresivos duraderos (entre el 60 % y el 80 % de los participantes continuaron con una reducción significativa clínicamente de la depresión y la ansiedad), con beneficios en la angustia existencial y la calidad de vida, así como una mejor actitud hacia la muerte. La experiencia mística inducida por la psilocibina se convirtió en un efecto terapéutico sobre la ansiedad y la depresión”.
SEGUNDO ESTUDIO
El título del segundo estudio es “La sustancia alucinógena ‘psilocibina’ disminuye la ansiedad existencial en personas con cáncer que pone en peligro su vida” (“Hallucinogenic drug psilocybin eases existential anxiety in people with life-threatenign cancer”). Los autores afirmaron que “una sola dosis de psilocibina produjo sustanciales y duraderas disminuciones del estado de ánimo depresivo y de la ansiedad, junto con un aumento de la calidad de vida en pacientes con un diagnóstico de cáncer que ponía en riesgo su vida. Las observaciones de los propios pacientes sugieren que estos efectos perduraron al menos durante 6 meses. La tasa global de respuesta clínica a los 6 meses, para el tratamiento de la depresión y la ansiedad, rondó el 80 %”.
En ninguno de los dos estudios se registraron efectos adversos graves. Aproximadamente un 20 % de los pacientes de ambos estudios experimentaron variables grados de náuseas, dolores de cabeza y otros síntomas leves que no necesitaron de intervención médica alguna.
Algunos de los testimonios de los pacientes que participaron en estos estudios son fascinantes. Dinah Bazer, paciente atea que sufría cáncer de ovario y estaba bloqueada por la ansiedad y el miedo, afirmó: “[La psilocibina] me bañó de amor divino y la experiencia se prolongó durante horas. No tengo otra forma de describir una experiencia tan increíblemente poderosa”. Después de su experiencia, la depresión se esfumó.
Pese a todos estos avances científicos, la psilocibina continúa incluida en la Lista 1, lo que dificulta enormemente que estas investigaciones se materialicen y se traduzcan en medicamentos de uso ordinario. De hecho, pese a que las setas en sí no están fiscalizadas y la psilocibina sí, debemos tener en cuenta que en el Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) se especifica: “Tampoco los preparados (por ejemplo las decocciones para consumo oral) elaborados a partir de plantas que contienen esos ingredientes activos son objeto de fiscalización internacional […] si bien la JIFE recomienda que los gobiernos consideren la posibilidad de fiscalizar esos materiales a nivel nacional si la situación lo requiere”.
Resulta increíble que, a estas alturas de la investigación científica al respecto, continuemos sufriendo la prohibición de algunas plantas y sustancias que nunca debieron prohibirse.
Artículo de Germán Carrera