Secado de psilocybes con gel de sílice | EDABEA

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Lo primero que hay que hacer, evidentemente, es disponer de unas psilocybes frescas que secar. Nosotros compramos un Kit B+ 100X100 micelio y nos dispusimos a cultivarlas.


Cultivo y primera fase de secado

Este tipo de psilocybe es especialmente adecuada para su cultivo doméstico y, además, las setas tienen unas concentraciones de psilocibina, una vez terminado el ciclo de cultivo, que permiten tomar menos cantidad de seta seca que otras variedades y alcanzar unos efectos igual de intensos.


A continuación os adjuntamos algunas fotos de nuestro cultivo, en el que seguimos al pie de la letra las indicaciones que podéis encontrar aquí.

El momento óptimo para la cosecha es justo antes de que se rompa el velo o anillo de las setas, que une el sombrero con el pie. Como podéis ver, a nosotros se nos escapó un par de horas, puesto que eclosionaron mientras dormíamos. Si conseguís cortar las psilocybes en ese momento, tendréis setas con una ratio de peso/potencia perfecta. Si no, tendréis que comer más cantidad para obtener los mismos efectos.

Una vez terminado el cultivo, recordad retirar adecuadamente las setas, como indica el manual del link, y depositadlas sobre papel de periódico. Aunque existe la posibilidad de secarlas directamente con gel sílice, es preferible que dejéis que las setas pierdan gran parte de su humedad (son un 90 % agua) y se sequen un poco previamente.

En nuestro caso pusimos las setas sobre un papel de periódico y colocamos un pequeño ventilador de forma que no le diera directamente a las setas, pero sí removiera el aire que las rodea, para facilitar su secado. Entre 48 y 72 horas después de haber retirado las setas del kit debieran haber perdido la mayor parte de agua, reduciendo drásticamente su peso. En algunos lugares de España, donde la humedad es más alta, este proceso puede tardar un poco más.

A continuación podéis ver dos fotos, una justo después de ser cosechadas y la otra algo menos de tres días después.

Secado con gel de sílice

Lo ideal, para llevar a cabo una correcta y duradera conservación de nuestras setas, es que consigamos un secado tipo “galleta”. Los cultivadores y consumidores de setas llevamos muchos años refiriéndonos a este nivel de secado de las psilocybes con este nombre, y lo que pretende el término es comparar la forma en la que se parte una galleta con la forma en la que tienen que partirse nuestras setas cuando estén bien secas.

En algunos lugares de España es literalmente imposible alcanzar este secado de forma natural, porque la humedad ambiental no lo permite. Y en el resto, la verdad, puede convertirse en una tarea ardua.

Sin embargo, la cosa cambia drásticamente cuando usamos gel de sílice no tóxico. Especifico esto último porque resulta fundamental usar dióxido de silicio que no contenga cloruro de cobalto. Para ello, comprad gel de sílice en un lugar de confianza.

Nosotros compramos 400 gramos de gel de sílice y nos pusimos manos a la obra. Podéis llevar a cabo el proceso en una caja de cartón, un pequeño baúl o un bote de cristal, por poner algunos ejemplos. Nosotros nos hemos decantado por la clásica caja de cartón de una calidad media para que quede bien cerrada.

Sobre el fondo de la caja podéis situar una hoja de papel de periódico, sobre ella el gel de sílice y, sobre este gel, un par de hojas de periódico más, en las que situaremos las setas, sin que entren en contacto con el gel sílice en ningún momento.

A continuación podéis ver el proceso en fotos:

Lo siguiente que debéis hacer es cerrar la caja (o cualquier otro recipiente que hayáis utilizado) y dejarlo quitecito. Si abrís la caja constantemente no permitiréis que el gel de sílice absorba adecuadamente la humedad, llenando el recipiente de humedad ambiental y ralentizando el proceso.

Después de 48 horas sin tocar la caja, abridla y comparar el aspecto que tiene el gel de sílice. Lo normal es que vaya cambiando su color de naranja a un verde ennegrecido progresivamente. A continuación podéis ver el proceso:

Con toda probabilidad, cuando el gel de sílice esté totalmente oscuro, las setas estarán extremadamente secas. Por eso, podéis ir comprobando el estado de la seta. Es posible que antes de que el gel de sílice agote su capacidad de absorber humedad las setas estén listas.

La rapidez con la que nuestras secas adquieren ese característico secado de “galleta” depende de muchos factores, y el clima de la región en la que viváis es crucial. En cualquier caso, notaréis que las secas están lo suficientemente secas cuando, al intentar doblarlas ligeramente, se rompan y se muestren totalmente secas en su interior. A continuación podéis ver una foto de una seta lista para su almacenaje.

En cuanto al gel de sílice, guardadlo, todavía tiene muchos usos por delante. Para que recobre sus propiedades debéis ponerlo al sol o meterlo en el horno (nunca en el microondas) entre 120 y 180 ºC. Progresivamente irá perdiendo efectividad y, con el tiempo, tendréis que comprar nuevo gel de sílice.

En cuanto a las setas, hay muchas formas de conservarlas. Si las tenéis en contacto con el ambiente y hay mucha humedad lo más normal es que pierdan ese característico secado extremo que hace que se conserven mejor. Por eso recomendamos que las envaséis al vacío o que las mezcléis con miel. En ambos casos conseguiréis que la conservación sea mucho mejor.

En nuestro caso solemos tomar una pequeña dosis de 1 gramo para momentos distendidos entre amigos y, si queremos viajar de verdad, la dosis se ubica entre los 2 y los 4 gramos normalmente.

¡Buen viaje!

Artículo de Germán Carrera

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